Venerable Hermandad y Antigua Cofradía de la III Orden de los Servitas de Nuestra Señora de los Dolores,
Santo Entierro y Cristo de la Buena Muerte
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Parroquia de Santiago Apóstol



sábado, 6 de septiembre de 2014

Promo Salida Procesional de Nrta. Sra. de los Dolores, Septiembre 2014


jueves, 4 de septiembre de 2014

Dolores de María, Septiembre 2014

El almanaque cofrade nos aproxima a la fecha del 15 de septiembre. Momento arraigado en las entrañas del sentimiento de todos los servitas olontenses. A una cadencia descomunal, la necesidad de volver a sentir el costal y la faja, volverá a rebosar de existencia la pionera Casa Hermandad del Gibraleón de Penitencia y el adoquinado de la zona mas longeva del Gibraleón medieval se retuerce y estremece ante la idea de retornar a percibir el aliento y el sacrificio, hechos personas en las figuras de los valientes costaleros de Santiago, sin cuya presencia nada sería posible ni viable.

Septiembre es el mes por excelencia de la cofradía de Santiago, desde hace muchos años, instalando tradición santiaguista sin ningún género de dudas y en esta ocasión disfrutaremos de haber realizado, sin los típicos sobresaltos, nuestra última Estación de Penitencia en la Semana Grande. Así, aprovechemos la oportunidad que nos brinda para vivir, nuevamente, una jornada inolvidable. Irrepetible. Genial. 
Así, el próximo día 14 de septiembre del presente volveremos a vivir un día de hermandad, confraternidad y coraje coincidente con la salida procesional extraordinaria de Nuestra Señora de los Dolores (a las 19.30 horas aproximadamente), resultando conveniente destacar al respecto que el acompañamiento musical para dicho evento correrá, por primera vez, a cargo de la Agrupación Musical Cristo de la Misericordia de Gibraleón, que nos hará vibrar con los acordes oportunos que cumplimenten el engalanamiento de nuestro barrio cofradiero por excelencia.


miércoles, 3 de septiembre de 2014

Breve reseña histórica sobre la liturgia de la celebración de Los Dolores de María

Es la más universal de todas las advocaciones de la Virgen, pues no está vinculada a una aparición, sino que recuerda los dolores que sufrió la Madre de Jesús. Estos son:

1. La profecía de Simeón.
2. La huida de Egipto.
3. El niño Jesús perdido en el Templo.
4. El encuentro de Jesús y María camino al Calvario.
5. La Crucifixión.
6. El cuerpo de Jesús es bajado de la cruz.
7. El entierro de Jesús.

Ella lo sufrió todo por nosotros para que disfrutemos de la gracia de redención, sufrió para demostrarnos su amor.
La devoción de los dolores de María es fuente de Gracias porque llega a lo profundo del corazón de Cristo.
La iglesia nos exhorta a entregarnos sin reserva al amor de María y llevar con paciencia nuestra Cruz acompañados de la Madre Dolorosa.

La liturgia de la celebración de los Dolores de la Virgen es de origen Alemán. En 1423 el arzobispo de Colonia, Teodorico de Neurs la instituye para reparar las burlas que los herejes hacían a las imágenes de la Virgen Dolorosa y en 1727 en Papa Benedicto XIII la propagó a toda la Iglesia. El hecho de que se celebre el 15 de septiembre se debió a que desde 1688 los religiosos Servitas celebraron en esa fecha la fiesta de los dolores de la Virgen, fiesra de PIO VII extendió a toda la cristiandad en 1814. Para lealmente a estas celebraciones, se desarrollaba en España el culto especial a la “La Dolorosa”, en torno a los “Pasos de Semana Santa”. Entre las renovaciones litúrgicas promovidas por el Concilio Vaticano II, se estableció que se suspendieran las festividades duplicadas a lo largo del año. Como, la festividad de la Virgen de los Dolores, hasta entonces se celebraba el 8 días antes del Viernes Santo y el 15 de septiembre se suspendió el viernes de Dolores y quedó el 15 de septiembre como única fecha de conmemoración.
Gracias a la Virgen de los Dolores. Esta devoción alimenta el espíritu de compunción, nos da gran consuelo, fortalece la confianza de Dios y nos da especial protección de la Santísima Virgen. La Madre de Dios le dijo en una oportunidad a Santa Brígida: “No importa qué tan numerosos sean los pecados de una persona. Si se vuelve a mí con un sincero propósito de enmienda, estoy preparada para recibirle con mi gracia, porque YO no tomo en cuenta el número de pecados que ha cometido, sino que me fijo con la disposición que vienen hacia mi; yo ya no siento aversión por curar.